martes, 13 de noviembre de 2018

NEOPLATICISMO




El neoplasticismo fue una corriente artística que, desprendida del cubismo, buscó hacer que el arte no tuviera elementos accesorios, sino sólo los más elementales. Tales elementos trataron de lograr que la expresión artística tuviera una consciencia de lo primitivo y, más aún, de lo objetivo, lo cual condujo a la noción de lo universal, con la que se formó una concepción de lo abstracto que se elevó a su máxima expresión.


Fue el pintor neerlandés Piet Mondrian, en conjunto con su compatriota Theo van Doesburg, quien inició el neoplasticismo entre los años 1917 y 1920; esto ubica por tanto a dicho movimiento dentro de las corrientes del arte moderno, particularmente en los inicios del siglo XX. Ambos hombres fueron los pioneros en un nuevo estilo pictórico que partió de cuestionar cánones establecidos en este entonces, por lo que sus innovaciones despertaron elogios y críticas de todas partes.

The Cow. Theo van Doesburg (1883–1931)


Mondrian y van Doesburg, además, fundaron De Stijl, una revista que contó con varios contribuyentes y que aparte de divulgar el espíritu del movimiento sirvió de base para publicar la esencia, o mejor dicho el manifiesto, de lo que era el neoplasticismo.

De esta manera, se puede decir que los artistas neoplasticistas se dieron a conocer ante el mundo a través de medios de comunicación en los cuales se observó una plena consciencia de sí mismos. 

La acogida del neoplasticismo fue tan múltiple en su recepción como en la creación de las obras de arte. En este sentido, las galerías donde se mostraron los lienzos de los neoplasticistas denotaron en ellos el desarrollo de una personalidad propia en la que hubo algo más que sólo pintura.

Asimismo, el arte neoplasticista estuvo orientado a delinear formas geométricas. En la pintura de Mondrian, van Doesburg y otros de sus colegas, el predominio de estas figuras se complementó con las líneas y un rigor en las propuestas pictóricas que a muchos les pareció un exceso, una exigencia extravagante sin fundamento. 

Pero frente a estos argumentos continuó la avanzada vanguardista de Mondrian y sus seguidores, quienes tuvieron obras inmortalizadas que permanecieron en el tiempo. 
Definición 

En un sentido amplio, el neoplasticismo puede definirse como aquella doctrina de la plástica pura en la cual la pintura posee una concepción sumamente analítica y menos apegada al universo materialista, razón por la cual se persigue un retorno a las formas y colores más elementales. 

De esta manera, el neoplasticismo denota un cromatismo básico que, sin embargo, quiere ser trascendental, es decir, que quiere abstraerse de la realidad externa. 

Con lo anterior se quiere dar a entender que el neoplasticismo no tiene la intención de representar el mundo real, sino las formas y colores básicos de ese mundo real. Por ejemplo, Mondrian, en uno de sus cuadros de la serie de Las Dunas (ver imagen de arriba, la que encabeza este segmento), no pintó esas dunas tal como son, sino solamente sus líneas sinuosas y sus tonalidades amarillentas. Mondrian, pues, hizo que su mencionado lienzo fuera una realidad aparte, separada, de la que podía observar. 

Lo último es un término clave para entender qué es en sí el arte neoplasticista. Al aspirar lo trascendental, la pintura neoplástica por tanto significó el hecho de ir más allá del mundo sensible, motivo por el dibujo de las formas y colores más elementales para separarse del mismo se hizo prioridad. 


Asimismo, la unión con los conceptos arquitectónicos fue una manera adicional de abordar las prioridades pictóricas establecidas por Mondrian y sus colegas. 
Características Ilustración inspirada en Piet Mondrian.

El neoplasticismo se caracterizó por diversos aspectos que distinguen a esta doctrina artística de las demás. En la siguiente lista se muestran los que son más representativos: 
Presencia del rectángulo como forma básica, la cual aparece en casi todos los cuadros y que da la sensación de representar bloques de edificios. 
Uso de los colores primarios (amarillo, azul, rojo), lo que concuerda con la filosofía primitivista del neoplasticismo, que reduce la complejidad del objeto representado en un número limitado de tonalidades disonantes entre sí. En otros artistas se observó también el empleo de colores neutros (blanco, negro, gris) para dar a entender la misma idea. 
En relación a lo anterior, hay un cromatismo plano, abstracto y desigual. Mediante la utilización de los colores primarios y neutros, fue posible para los neoplasticistas una pintura que se valiera de una gama pequeña de contrastes y tonalidades a partir de las cuales se expresaran formas equilibradas, pero sin simetría, separadas de los objetos reales. 
Rechazo al realismo. En otras palabras, los pintores neoplasticistas se alejaron de la concepción clásica del arte como una forma de plasmar la realidad, de imitarla, de describirla objetivamente y de recrearla tal como se ve. De este modo, todo el arte perteneciente a esta corriente huye de esa tendencia y crea una en la que, por ejemplo, se pueda dibujar un caballo sin tener que hacerlo con todo lujo de detalles; con las formas y los colores básicos de ese animal habría sido más que suficiente. 
Búsqueda de la universalidad. Esa es, de hecho, una de las razones fundamentales por las que los neoplasticistas tenían una especial fijación por los colores y formas más elementales, puesto que al ser comunes para todos se hace una pintura que pueda tener significado para cualquiera que la vea. Y no sólo eso; una obra que trascienda la realidad es, según los cánones de esta doctrina fundada por Mondrian, algo que encaja con los cimientos del mismo cosmos primigenio. 
Ausencia de trazos diagonales y curvilíneos, salvo en la opinión de van Doesburg. 
En varios artistas y obras del movimiento hubo integración de la pintura con la arquitectura. 
Tableu II. Mondrian 1921-1925 (1922) .


La teoría puede aplicarse a la práctica si se observa, por ejemplo, el Tableau II de Mondrian, realizado entre 1921 y 1925 (ver imagen). En este lienzo, hay abundancia de líneas horizontales verticales, además de formas cuadrangulares, principalmente rectángulos. 

Los colores predominantes son el blanco y el negro, sólo seguidos por el amarillo y el rojo, y muy poco de azul. Estos son los únicos colores que están en la pintura. No hay otros. 

Nótese además que el Tableau II no tiene líneas inclinadas, como tampoco formas triangulares, circulares, cilíndricas ni piramidales. Esto es así porque el cuadro de Mondrian está hecho para mostrarse en dos dimensiones, sin ningún atisbo de profundidad, relieve o movimiento, lo que explica también por qué no hay curvas entre las formas dibujadas, las cuales hacen del Tableau II una manifestación de la mayor pureza artística según los parámetros neoplasticistas. 

Un aspecto se añade a este Tableau II que no debe pasarse por alto. En consonancia con los preceptos del neoplasticismo, esta pintura de Mondrian se desenvuelve en un escenario urbano. Es decir, el Tableau II no es una representación fiel y exacta de ninguna ciudad, sino de sus formas geométricas y de sus colores más básicos, siempre cuidando que lo que se refleje sea un espíritu de objetividad, paz, armonía y orden, sin cargas emocionales que puedan perturbarlo.


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